Construcción de confianza y liderazgo colectivo: hoja de ruta para Colombia

Hace unas semanas, como parte del Programa Integral de Liderazgo, de Origen, tuve la oportunidad de ser testigo de primera mano del poder del liderazgo colectivo y de la capacidad de transformación que tenemos los colombianos cuando, a pesar de las diferencias, nos unimos alrededor de un propósito común. En un taller de tres días, un grupo de 32 líderes seleccionados por su rol e impacto en los sectores público y privado (líderes empresariales, líderes sociales y comunitarios, líderes culturales y juveniles, entre otros) me recargaron el alma y me devolvieron la esperanza en Colombia.

En este ‘laboratorio de liderazgo’, y como parte de la metodología Origen, los participantes construyeron fuertes lazos de confianza y se permitieron verse unos a otros más allá de las etiquetas y los prejuicios, evidenciando que a pesar de venir de mundos diferentes y de tener ideologías a veces opuestas, al final es mucho más lo que nos une como colombianos y como seres humanos. A partir de esa construcción de tejido social, nos demostraron que cuando nos unimos alrededor de un sueño compartido y nos escuchamos con genuino respeto y curiosidad, valorando las diferencias, todo es posible.

Comparto esta experiencia reciente, porque contrasta profundamente con la triste realidad que estamos viendo en nuestro país, en la cual el nuevo gobierno y la mayoría de las voces que oímos a diario parecen ignorar lo que, desde mi mirada, es el único camino posible para avanzar como país, cerrar las brechas y reconstruir la confianza: el liderazgo colectivo. Hoy, más que nunca, necesitamos que quienes tienen la inmensa responsabilidad de ejercer roles de liderazgo en diferentes escenarios se unan alrededor de un mensaje que nos empodere y nos devuelva la esperanza. Así mismo, necesitamos recordar que tenemos el inmenso reto de construir juntos una Colombia en la que todos quepamos y todos aportemos.

El desprestigio de las instituciones, del sector público y de la política, los discursos que siguen dividiéndonos entre “buenos y malos”, y los ataques permanentes al sector productivo, desconociendo que detrás de esta ‘etiqueta’ están millones de colombianos que le aportan al país desde las pequeñas, medianas y grandes empresas, solo nos hacen daño y dificultan la tarea de cerrar las inmensas brechas y construir un país de oportunidades para todos.

En medio de la preocupante desesperanza e inquietud que sentimos muchos colombianos y de los sueños de cambio que todos deseamos se cumplan, recordemos que el reto es tan grande que solo con el aporte de cada uno será posible avanzar; pero, ante todo, que “yo no puedo construir un futuro con quien no conozco y en quien no confío”. Por eso, si queremos capitalizar este momento tan retador, debemos aceptar que el cambio se construye paso a paso y desde los cambios pequeños o individuales.

Si cada colombiano decide con sus palabras y sus acciones ser puente que conecta; si nos acercamos a quien piensa diferente con curiosidad y apertura, buscando realmente comprenderlo; si nos unimos alrededor de un sueño común; si recordamos que Colombia está llena de gente maravillosa y que somos un país valiente y resiliente, tengo fe en que estos años podrán ser recordados como el inicio de una nueva historia para Colombia, una en la que fuimos capaces de capitalizar nuestra diversidad al servicio del desarrollo social, político, económico y ambiental.

En estos días me encontré esta frase: “El antídoto contra la desesperanza no es la ilusión, sino la acción”, y es en ese sentido que hoy invito a todos los lectores a encauzar sus sueños, miedos y temores hacia acciones que aporten a movilizar cambios desde su propia realidad y su círculo de influencia. Cuidemos nuestras palabras, critiquemos menos y preguntemos más; promovamos espacios para conocernos y construir confianza con quienes juzgamos diferentes; sigamos soñando, aunque a veces parezca que no vale la pena, y no olvidemos que solamente es posible construir un mejor país si cada colombiano se esfuerza por ser día a día una mejor persona.

Rosita Manrique

Cofundadora y Presidente Ejecutiva de Origen Red de Liderazgo