Inclusión: cuando el protagonista dejo de ser yo

Si se trata de inclusión, lo más acertado es ceder la palabra y escuchar. Este escrito nace de una conversación con Daniela Buzzetti Celis, atleta, actriz de teatro y una mujer con síndrome de down. Está redactado en formato de “lectura fácil” o “cognitivamente accesible”, para que personas con y sin discapacidad intelectual puedan leerlo por igual.

«Mi nombre es Daniela.

Soy alegre, sociable, me gusta participar en todo y soy buena amiga.

Mi mejor amiga es María Francisca. La conocí hace tiempo en el grupo de baile.

Ser amigas significa siempre estar juntas, compartir, charlar. Si mi amiga tiene un problema, le ayudo. Más cosas así.

Hace 5 años empecé a hacer teatro en la compañía Música-Teatro de la Fundación Mawen, con mi profesor Victor Romero.

Incluso fuimos a España y al sur de Chile con la obra Cactus, sólo muere lo que se olvida.

Lo que más me gustó fue viajar, y viajar sola. Me sentí muy bien. No tengo miedo de viajar en avión. Nada de miedo.

Me gusta participar en todo. Sí, así es.

Por ejemplo: votar. Yo voté hace un tiempo. Está bien que la gente pueda votar, porque es un derecho. Es importante para opinar.

El día de la mujer es importante para opinar, para hablar de derechos, de oportunidades, porque todavía faltan oportunidades para las mujeres.

En el teatro nos tratan igual a los hombres y a las mujeres.

En el teatro todo es oportunidades, porque todos somos iguales. Pero, fuera del teatro, el mundo es injusto con las mujeres porque no hay muchas oportunidades.

¿Qué es una oportunidad?: es hacer cosas. Es simplemente hacer cosas.

Por ejemplo, no me han dado la oportunidad de trabajar. Mi sueño es trabajar en un restaurante. Ese es mi sueño.

Ojalá se cumpla. Si se cumple, voy a trabajar en un restaurante. Allí me gustaría servir a la gente. Quisiera intentarlo.

Me gustaría que el mundo fuera más feliz y, para eso, las mujeres debemos participar en todo.

¿Y los hombres? Los hombres deben escuchar a las mujeres. Nos escuchan, pero solo un poquito.

Ha habido momentos en los que no me escuchan, por ejemplo, cuando voy a comprar algo sola. Eso me cansa, me hace sentir mal.

Si pudiera decirle algo a las personas que no me escuchan, sería: ¡tengo derechos!

Gracias».

Las mujeres con discapacidad enfrentan una doble discriminación: tanto por su género como por su condición.

Cederle este espacio a Daniela es solo un ejemplo de lo que debe suceder en otros campos, como el político, el laboral o el académico, donde todas las personas, sin importar su género o condición, deben poder participar en igualdad.

Camilo Sánchez
Líder Origen – PIL 9 (2015)
Director de Comunicaciones de Olimpiadas Especiales Chile